Para esta inauguración de IberICONect, dudé entre una columna sobre el tema del momento -Covid-19 y el desempeño de los tribunales- y un tema más tradicional de la teoría constitucional: la demarcación de una frontera entre el derecho y la política en el rol de las cortes supremas y tribunales constitucionales. Elegí el clásico en lugar del circunstancial, pero quedo en deuda con el primero. Agradezco a mi amigo Jorge Roa Roa la amabilidad de la invitación y le deseo mucho éxito al blog.

I.Derecho y política: la distinción esencial

Derecho y política son cosas diferentes. Esta es una distinción esencial para la democracia. La política está hecha de voluntad, de la voluntad de la mayoría. El derecho es el dominio de la razón, de la razón pública, que se proyecta en la Constitución y en las leyes. La mayoría de los países democráticos del mundo tienen una Corte Suprema o una Corte Constitucional cuya principal tarea es interpretar y aplicar la Constitución. Al hacerlo, cumplen tres misiones: i) velar por el gobierno de la mayoría, respetando y garantizando el respeto a la voluntad de los que fueron legítimamente elegidos para dirigir el país; ii) salvaguardar la democracia, impidiendo, por ejemplo, que las mayorías políticas cambien las normas del juego para perpetuarse en el poder y iii) proteger los derechos fundamentales de todos, incluidos los de las minorías políticas y sociales.

En teoría, interpretar la Constitución es muy diferente de tomar decisiones políticas. Sin embargo, en la práctica, existen zonas de incertidumbre entre el espacio adecuado para los tribunales y el Poder Legislativo. Por esta razón, la línea divisoria entre derecho y política no siempre es clara y ciertamente no está fijada. Dibujar algunos de sus contornos es el objeto de este breve ensayo.

II.La complejidad de la vida contemporánea

En el modelo idealizado de separación de poderes, los jueces no crean el derecho, sino que se limitan a aplicar la Constitución y las leyes que son obras de agentes políticos elegidos para tal efecto. Sin embargo, en la complejidad de las sociedades contemporáneas, con su pluralismo, diversidad y velocidad de las transformaciones, no siempre es así. En muchas situaciones de la vida, no existe una clara y previa decisión política del constituyente o del legislador que defina la solución a adoptar. Cuando esto ocurre, es el propio juez quien debe elaborarla, lo que lo convierte en copartícipe del proceso de creación del derecho. 

Vean algunos ejemplos emblemáticos de situaciones imprevistas traídas por los tiempos modernos: a) ¿puede una pareja de sordomudos utilizar la ingeniería genética para generar un hijo sordomudo y así habitar el mismo universo existencial que los padres? b) una persona estaba en una fila de trasplantes, recibió el órgano, pero tuvo un rechazo. ¿Debe tener una nueva oportunidad o la fila debe avanzar? c) ¿puede una mujer pretender quedarse embarazada del marido fallecido, que dejó semen en un banco de esperma, pero no dejó una autorización expresa para su uso? d) ¿debe el médico respetar la voluntad de un adepto de la religión de los Testigos de Jehová que rechaza la transfusión de sangre, incluso teniendo el riesgo de morir? 

Nosotros vivimos en un mundo fascinante pero complicado. Hubo un caso en Francia que revela las perplejidades de nuestra época. Una mujer embarazada se sometió a un examen de laboratorio para ver si había contraído la rubéola. Si se confirmara la enfermedad, ella interrumpiría el embarazo. Debido a un error de diagnóstico, la enfermedad no fue detectada y el niño nació con serias complicaciones físicas y psicológicas. Representado por los padres, el niño acudió a la justicia con una solicitud de indemnización del laboratorio, alegando que tenía derecho a no nacer, para no tener que pasar por las pruebas a las que fue sometido. ¡Ganó el juicio! ¡¡Se le concedió el derecho a no nacer!! ((Francia, Tribunal de Casación. Sentencia 457, dictada el 17 de noviembre 2000.))

Ninguna de estas situaciones es teórica. Todas ellas corresponden a casos reales ocurridos en diferentes partes del mundo. A estas situaciones relativamente inusuales se suman otras más comunes que implican colisión de derechos o de normas constitucionales: la libre iniciativa frente a la protección del consumidor; la libertad de expresión frente al derecho a la privacidad; o el desarrollo nacional frente a la protección del medio ambiente. El rasgo común de todos estos casos es la ausencia de una respuesta previa que pueda recogerse en la legislación. La solución debió ser elaborada con argumentos propios aportador por el juez del caso. Por supuesto, el juez está a las posibilidades semánticas del texto y a las categorías propias del Derecho. Pero sería ingenuo y poco sincero tratar de ocultar la influencia de su subjetividad personal en el resultado.

En este contexto, la precomprensión del juez –sus valores, su nivel de conocimiento, sus experiencias de vida– hará una gran diferencia. Hay un episodio anecdótico que retrata bien como la interpretación está condicionada por la visión del mundo de cada uno. Se cuenta que el gran jugador de fútbol de los años 60, Mané Garrincha, un hombre sencillo, fue a Italia a jugar con la selección brasileña. En un recorrido por la ciudad de Roma, habría declarado al llegar de regreso al hotel: “No sé porque hablan tanto de este Coliseo. Es menor que el Maracaná y necesita una reforma urgente”. De hecho, sin algunas informaciones sobre el significado de aquel monumento histórico, esta podría ser una evaluación aceptable.

III. Tres papeles de las cortes supremas 

Como se ha visto anteriormente, las Cortes Supremas y las Cortes Constitucionales garantizan el gobierno de la mayoría, las reglas del juego democrático y los derechos fundamentales. Para cumplir con estas misiones, ellas desempeñan tres papeles principales:

(i) contramayoritario: es el apodo que se atribuye en el derecho constitucional al hecho de que los jueces no elegidos pueden invalidar las decisiones del Congreso o del presidente, que fueron elegidos por el pueblo y se supone representan la voluntad de la mayoría. Ejemplo: en Brasil, el Supremo Tribunal Federal consideró inconstitucionales las disposiciones legales que impedían la publicación de biografías no autorizadas;

(ii) representativo: es el papel que las Cortes ejercen cuando satisfacen demandas sociales que fueron apoyadas por la Constitución, pero que no fueron solventadas en tiempo y con rapidez por la política mayoritaria. Ejemplos: en los Estados Unidos, la Corte Suprema consideró inconstitucional una ley que criminalizaba el uso de las píldoras anticonceptivas cuando el decenio de 1960 ya estaba avanzado. En Brasil, el Supremo Tribunal Federal prohibió el nepotismo, es decir, la designación de familiares para cargos públicos de confianza, ante la omisión del Legislativo en editar la ley exigida por la sociedad.;

(iii) iluminista: es el papel que excepcionalmente las Cortes Constitucionales ejercen contra la voluntad del Congreso e incluso contra la mayoría popular, para proteger a las minorías y hacer avanzar la historia. Ejemplo: en Brasil y en diversos países, los juicios que equipararon las uniones homoafectivas a las uniones estables convencionales, abriendo camino para el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un ejemplo notorio de desempeño de tal función fue la decisión de 1954 de la Corte Suprema de Estados Unidos, que prohibió la segregación racial en las escuelas públicas.

IV.Límites legítimos a la actuación de las cortes supremas 

Aunque el material jurídico tenga un papel decisivo y limitador de las posibilidades de solución, es importante reconocer que en el mundo del derecho no existe objetividad y neutralidad plenas. Los factores ideológicos tienen su papel: no en términos de preferencias partidarias personales, sino porque todo intérprete tendrá su propia comprensión de lo que es correcto, justo y legítimo. Y también existen los factores institucionales, como la relación con los otros Poderes, la interacción con la sociedad y la opinión pública, así como la propia constitucionalidad de la decisión. Existe una vasta literatura norteamericana en lo que concierne al tema.((Jeffrey A. Segal e Harold J. Spaeth, The Supreme Court and the attitudinal model revisited. Cambridge, Cambridge University Press, 2002; Lee Epstein e Jack Knight, The choices justices make. Washington: CQ Press, 1998; Richard Posner, How judges think? Cambridge: Cambridge University Press, 2008, p. 19-56. No Brasil, v. Patrícia Perrone Campos Mello, Nos bastidores do Supremo. Rio de Janeiro: Forense, 2015.))

Ante un caso difícil, para el que no existe de antemano una solución inequívoca, la solución deberá ser construida de manera racional y argumentativa. Esto tendrá que ser hecho a la luz de los parámetros proporcionados por el sistema jurídico, de los elementos del caso concreto, de los principios y valores éticos pertinentes y del espíritu del tiempo. En mis siete años de experiencia como juez constitucional, tengo un itinerario mental para la solución de casos difíciles, que comparto aquí:

(i) identificar las normas jurídicas constitucionales y legales que deben influir en la decisión, evaluando sus posibilidades de significado (dimensión normativa de la decisión);

(ii) verificar si existe algún derecho fundamental o bien jurídico constitucional que merezca la primacía en la solución del asunto en juicio (dimensión deontológica de la decisión); y

(iii) sobrepasadas las dos fases anteriores, identificar la solución que mejor responda al interés público, teniendo debidamente en cuenta el sentimiento social (dimensión pragmática de la decisión).

Me gusta recordar que en una democracia todo poder es representativo. Es importante decir: nadie ejerce el poder en nombre propio. Este debe ser ejercido en el nombre y en el interés de la sociedad. Y, por lo tanto, el sentimiento social puede y debe ser considerado, siempre y cuando esté adecuadamente filtrado por la Constitución.

V.Palabras finales

En el mundo, nadie debe presumir demasiado de sí mismo. Tampoco quedarse corto en su papel. Existe un equilibrio entre prudencias y osadías que confiere legitimidad a la actuación de los tribunales. No siempre es fácil encontrar ese camino intermedio. Me gusta ejemplificar esa búsqueda con una pequeña parábola. Todos en la vida siempre están equilibrándose. Eso se aplica a las personas y a las instituciones, a los famosos y a los anónimos. Vivir es equilibrarse en una cuerda floja, tomando decisiones a cada paso. A veces alguien del público puede creer que el equilibrista está volando. No hay mucho problema con eso porque la vida es hecha de algunas ilusiones. Pero el equilibrista debe saber que está equilibrándose. Porque si cree que está volando, él va a caer. Y en la vida real no existe red.

 La jurisdicción constitucional debe actuar de la misma manera que la vida debe ser vivida: con valores, con determinación, con la levedad posible y con humildad.

A FRONTEIRA MÓVEL: Direito, Política e Jurisdição constitucional

Para essa inauguração do IberICONect, hesitei entre uma coluna sobre o tema da hora – a Covid-19 e a atuação dos tribunais – e o tema mais tradicional da teoria constitucional: a demarcação da fronteira entre direito e política na atuação das supremas cortes e tribunais constitucionais. Optei pelo clássico em lugar do circunstancial, mas fico devendo o primeiro. Agradeço a meu amigo Jorge Roa Roa a gentileza do convite e desejo muito sucesso ao blog.

I.Direito e política: a distinção essencial

Direito e política são coisas diferentes. Essa é uma distinção essencial para a democracia. A política é feita de vontade, da vontade da maioria. O direito é o domínio da razão, da razão pública, que se projeta na Constituição e nas leis. A maior parte dos países democráticos do mundo tem uma suprema corte ou uma corte constitucional, cuja principal atribuição é interpretar e aplicar a Constituição. Ao fazê-lo, cabe a elas: (i) velar pelo governo da maioria, respeitando e assegurando o respeito à vontade dos que foram legitimamente eleitos para dirigir o país; (ii) resguardar a democracia, impedindo que as maiorias políticas mudem abusivamente as regras do jogo; e (iii) proteger os direitos fundamentais de todos, inclusive os das minorias políticas e sociais.

Em teoria, interpretar a Constituição é bem distinto de tomar decisões políticas. Na prática, porém, existem zonas de incerteza entre o espaço próprio de atuação dos tribunais e do Poder Legislativo. Por essa razão, a linha divisória entre direito e política nem sempre é nítida e certamente não é fixa. Traçar alguns de seus contornos é o objeto desse breve ensaio.

II.A complexidade da vida contemporânea

No modelo idealizado de separação de Poderes, juízes não criam o direito, mas se limitam a aplicar a Constituição e as leis, que são obras de agentes políticos eleitos para esse fim. Porém, na complexidade das sociedades contemporâneas, com seu pluralismo, diversidade e velocidade das transformações, nem sempre é assim. Para muitas situações da vida, inexiste uma clara e prévia decisão política do constituinte ou do legislador definindo a solução a ser adotada. Quando isso ocorre, é o próprio juiz que tem que elaborá-la, o que o torna um coparticipante do processo de criação do direito.

Vejam-se alguns exemplos emblemáticos de situações imprevistas trazidas pelos tempos modernos: a) pode um casal surdo-mudo utilizar a engenharia genética para gerar um filho surdo-mudo e, assim, habitar o mesmo universo existencial que os pais? b) uma pessoa estava numa fila de transplantes, recebeu o órgão, mas veio a ter uma rejeição. Deve ter uma nova chance ou a fila deve andar? c) pode uma mulher pretender engravidar do marido morto, que deixou sêmen em um banco de esperma, mas não uma autorização expressa para sua utilização? d) deve o médico respeitar a vontade de um adepto da religião Testemunha de Jeová que recuse a transfusão de sangue, mesmo diante do risco de morrer? 

Nós vivemos em um mundo fascinante, mas complicado. Houve um caso na França que revela as perplexidades da nossa era. Uma mulher grávida submeteu-se a exame em laboratório para verificar se tinha contraído rubéola, hipótese em que pretendia interromper a gestação. Por erro de diagnóstico, a doença não foi detectada e o filho nasceu com dramáticas complicações físicas e psicológicas. Representada pelos pais, a criança entrou na justiça com pedido de indenização em face do laboratório, sob o fundamento de que tinha o direito de não ter nascido, para que não tivesse que passar pelas provações a que estava submetido. Ganhou a causa! Teve reconhecido o direito de não nascer!!1

Nenhuma dessas questões é teórica. Todas elas correspondem a casos reais, ocorridos pelo mundo afora. Somem-se a essas situações, relativamente insólitas, outras mais comuns, que envolvem colisões de direitos ou de normas constitucionais: livre iniciativa versus proteção do consumidor; liberdade de expressão versus direito de privacidade; ou desenvolvimento nacional versus proteção do meio ambiente. A característica comum a todos esses casos é a inexistência de uma resposta pré-pronta que pudesse ser colhida na legislação. A solução precisou ser construída com argumentos próprios pelo juiz da causa. Evidentemente, está ele sujeito às possibilidades semânticas dos textos normativos e às categorias próprias do Direito. Mas seria ingênuo e insincero procurar escamotear a influência da sua subjetividade pessoal no resultado.

 Nesse contexto, a pré-compreensão do juiz – seus valores, seu nível de conhecimento, suas experiências de vida – fará grande diferença. Há um episódio anedótico que retrata bem como a interpretação é condicionada pela visão de mundo de cada um. Conta-se que o grande jogador de futebol dos anos 60, Mané Garrincha, um homem simples, foi à Itália jogar com a seleção brasileira. Levado a um tour pela cidade de Roma, teria declarado na volta ao hotel: “Não sei por que falam tanto desse Coliseu. É menor do que o Maracanã e está precisando de uma reforma urgente”. De fato, sem algumas informações sobre o significado daquele monumento histórico, essa poderia ser uma avaliação razoável.

III. Três papeis das supremas cortes

Como visto acima, as cortes supremas e cortes constitucionais zelam pelo governo da maioria, pelas regras do jogo democrático e pelos direitos fundamentais. Para cumprir essas missões, elas desempenham três grandes papeis:

(i) contramajoritário, que é o apelido que se dá no direito constitucional ao fato de que juízes não eleitos podem invalidar decisões do Congresso ou do Presidente, que foram eleitos pelo povo e, supostamente, representam a vontade da maioria. Exemplo: no Brasil, o Supremo Tribunal Federal considerou inconstitucionais os dispositivos legais que impediam a publicação de biografias não autorizadas;

(ii) representativo, que é o papel que as cortes exercem quando atendem a demandas sociais que tinham amparo na Constituição, mas não foram satisfeitas a tempo e a hora pela política majoritária. Exemplos: nos Estados Unidos, a Suprema Corte considerou inconstitucional lei que criminalizava o uso de pílulas anticoncepcionais quando já avançados os anos 60. No Brasil, o Supremo Tribunal Federal proibiu o nepotismo, isto é, a nomeação de parentes para cargos públicos de confiança, diante da omissão do Legislativo em editar a lei demandada pela sociedade;

(iii) iluminista, que é o papel que excepcionalmente as cortes constitucionais exercem, contra a vontade do Congresso e mesmo contra a maioria popular, para proteger minorias e avançar a história. Exemplo: no Brasil e em diversos países, os julgamentos que equipararam as uniões homoafetivas às uniões estáveis convencionais, abrindo caminho para o casamento entre pessoas do mesmo sexo. Talvez o exemplo mais notório do desempenho de tal papel tenha sido a decisão da Suprema Corte norte-americana, de 1954, que proibiu a segregação racial em escolas públicas

IV.Limites legítimos da atuação das supremas corte

Embora o material jurídico tenha papel decisivo e limitador das possibilidades de solução, é preciso reconhecer que no mundo do direito inexistem objetividade e neutralidade plenas. Fatores ideológicos têm o seu papel: não em termos de preferências partidárias pessoais, mas porque todo intérprete terá a sua própria compreensão do que seja certo, justo e legítimo. E há, também, fatores institucionais, como a relação com outros Poderes, a interação com a sociedade e a opinião pública, bem como a própria exequibilidade da decisão. Há vasta literatura estadunidense sobre o tema.2

À vista de um caso difícil, para o qual não exista solução inequívoca pré-pronta, a solução precisará ser construída racional e argumentativamente. Isso deverá ser feito à luz dos parâmetros fornecidos pelo sistema jurídico, dos elementos do caso concreto, dos princípios e valores éticos relevantes e do espírito do tempo. Na minha experiência de sete anos como juiz constitucional, tenho um itinerário mental para a solução de casos difíceis, que compartilho aqui:

(i) identificar as normas jurídicas constitucionais e legais que devem influenciar a decisão, avaliando os seus sentidos possíveis (dimensão normativa da decisão);

(ii) verificar se há algum direito fundamental ou bem jurídico constitucional que mereça primazia na solução da questão em julgamento (dimensão deontológica da decisão); e

(iii) ultrapassadas as duas fases anteriores, identificar a solução que melhor realize o interesse público, com a consideração devida a ser dada ao sentimento social (dimensão pragmática da decisão).

Gosto de relembrar que numa democracia todo o poder é representativo. Vale dizer: ninguém exerce poder em nome próprio. Ele deve ser exercido em nome e no interesse da sociedade. E, portanto, o sentimento social pode e deve ser levado em conta, desde que adequadamente filtrado pela Constituição.

V.Palavras finais

 No mundo, ninguém deve presumir demais de si mesmo. Nem tampouco ficar aquém do papel que lhe cabe. Há um equilíbrio entre prudências e ousadias que dá legitimidade à atuação dos tribunais. Nem sempre é fácil encontrar esse caminho do meio. Gosto de exemplificar essa busca com uma pequena parábola. Todo mundo na vida está sempre se equilibrando. Vale para pessoas e para instituições, para gente famosa e para gente anônima. Viver é equilibrar-se em uma corda bamba, fazendo escolhas a cada passo. Por vezes, alguém na plateia pode achar que o equilibrista está voando. Não há muito problema nisso, pois a vida é feita de certas ilusões. Mas o equilibrista tem de saber que está se equilibrando. Porque se achar que está voando, ele vai cair. E na vida real não tem rede.

 Pois a jurisdição constitucional deve ser prestada do mesmo modo que a vida deve ser vivida: com valores, com determinação, com a leveza possível e com humildade.

[citationic]
Print Friendly, PDF & Email
  1. França, Corte de Cassação. Acórdão 457, julgado em 17 nov. 2000. []
  2. Jeffrey A. Segal e Harold J. Spaeth, The Supreme Court and the attitudinal model revisited. Cambridge, Cambridge University Press, 2002; Lee Epstein e Jack Knight, The choices justices make. Washington: CQ Press, 1998; Richard Posner, How judges think? Cambridge: Cambridge University Press, 2008, p. 19-56. No Brasil, v. Patrícia Perrone Campos Mello, Nos bastidores do Supremo. Rio de Janeiro: Forense, 2015. []

1 thoughts on “La frontera Móvil: Derecho, política y jurisdicción constitucional

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *