El Valle del Cauca es uno de los departamentos de Colombia que ha configurado un liderazgo en la región pacífica “…, tiene una posición propicia para liderar el desarrollo del Pacífico colombiano y la internacionalización hacia la Alianza Pacífico, en la medida que cuenta con el mayor desarrollo industrial y agrícola (…) además de contar con el principal puerto en Buenaventura”. Este territorio se caracteriza por la coexistencia de múltiples diversidades tanto culturales, como biológicas. Por una parte, la diversidad cultural se encuentra ligada a la presencia de población afrodescendiente que asciende aproximadamente a 1.092.169 ubicándose principalmente en los municipios de Cali, Buenaventura, Buga, Candelaria, Cartago, Dagua, El Cerrito, Florida, Guacarí, Jamundí, Palmira, Pradera, Riofrío, Tuluá, Yumbo y Zarzal, e indígena con los pueblos Embera Chami, Nasa o Paz, y Wounaan. Por otra parte, la biodiversidad se explica por las diferentes especies de mamíferos, invertebrados, flora e incluso los recursos naturales que hoy en día son objeto del extractivismo, tales como el oro: “…, convergen paisajes, climas y ascendencias biogeográficas tan diversas, que, en un área relativamente pequeña, se encuentra una de las biotas más ricas y diversas del país.
La diversidad que se presenta en la región vallecaucana, ubica al departamento en una posición estratégica para los objetivos de desarrollo del país y las transformaciones económicas latinoamericanas, las cuales se relacionan con el incremento de extracción de recursos naturales y su vinculación al mercado global, fenómeno que se ha denominado como neoextractivismo. Sin embargo, los factores que posicionan al departamento como foco económico causan uno de los mayores problemas que impactan los territorios vallecaucanos, particularmente aquellos que se encuentran en el litoral pacífico. Se trata, de los procesos extractivistas que modifican drásticamente el ambiente intervenido afectando tanto a las poblaciones étnicas como a los ecosistemas:
Los distintos tipos de extractivismos tienen muy importantes efectos, donde posiblemente los más conocidos sean casos como la contaminación de suelos y aguas por minerías, o el avance de la frontera agrícola sobre áreas naturales. Son consecuencias muy diversas, que afectan la calidad del ambiente, la vida comunitaria, las condiciones económicas y políticas locales, etc.
El extractivismo no se puede igualar a la simple acción de extraer recursos naturales. Debe de contar con unos requisitos, tales como, el volumen de recursos extraídos, el destino comercial del recurso y la intensidad ambiental que pueda producir. Según el informe presentado por la Gobernación del Valle (2013) la región ha presentado un aumento en la participación del total de las exportaciones de minerales, los productos de mayor extracción que son el carbón, oro, plata, platino, caliza, arenas de rio y materiales para construcción. La expansión de este modelo económico se ha presentado de forma legal, pero también ilegal, ya que en algunas zonas aún no se cuenta con los títulos para la extracción de los minerales y, sin embargo, esta se sigue realizando: “…, hay 310 títulos mineros vigentes que representan un área de 119.499 Ha; 5,6 % del departamento. 22 están en etapa de exploración, 62 en construcción y montaje, y 226 en explotación. La ANM tiene actualmente pendientes 125 solicitudes de legalización”. Precisamente, en las ciudades con mayor porcentaje de extracción de oro en el departamento como Buenaventura y Cali que “…, aportan el 97 por ciento de la extracción de oro del Valle del Cauca, el primero con una extracción de 393.057 gramos y el segundo con 86.048 gramo”, la minería se ha presentado de forma tradicional y legal, pero también un alto porcentaje ilegal o criminal:
La extensión y consolidación de la minería ilegal e incluso de la legal a gran escala han causado múltiples conflictos sociales, como el desplazamiento, la pérdida de patrones y valores culturales ancestrales o los conflictos ambientales, como los ocasionados por la deforestación a causa de la minería ilegal y la contaminación de las fuentes hídricas (i.e. cuenca del río Dagua):
Los proyectos de mega minería y de minería ilegal, no se pueden comparar con las prácticas tradicionales de extracción realizadas por las comunidades afrodescendientes. Las primeras han causado impactos a los territorios que afectan los sistemas bilógicos y los espacios socioculturales de las poblaciones. Según Fernández, los impactos negativos de este modelo económico, ha creado una dicotomía entre el gobierno de ordena nacional y local, por la pretensión de limitar este tipo de prácticas: “El argumento que exponen los municipios para intentar prohibir la minería en su territorio es que dicha actividad tiene serias repercusiones en la cotidianidad de la vida local y en el ordenamiento territorial del municipio”.
El modelo económico de extracción de minera para la región valle caucana, que oscila entre la intensificación y la ilegalidad ha determinado una afectación de los derechos a la diversidad cultural y la biodiversidad, los cuales encuentran complementariedad para el desarrollo de las poblaciones: “Algunos reportes han comprado la relación entre la extinción de algunas especies biológicas y la desaparición de culturas particulares. Parece probable que un mínimo de diversidad biológica es una condición necesaria para la continuación de la vida en la tierra”. La humanidad sin conocer o transformar el medio ambiente no se puede reproducir culturalmente, por eso la relación naturaleza-cultura es una construcción dialéctica y de oposición que se convierte en una relación mutua, donde la más beneficiada de esta percepción de complemento es la humanidad en su diversidad: “…, la diversidad biológica y cultural que esgrime la idea de propiedad común, (…) el ambiente (incluyendo los territorios, los bosques, semillas, aguas, animales y demás elementos que lo conforman) es patrimonio […] de los pueblos […] ancestral, histórica y tradicionalmente”.
De esta forma se puede observar como la minería contemporánea sea legal o ilegal ha reproducido las desigualdades en los contextos locales como sucede en los territorios vallecaucanos, reproducción que se ha dado históricamente. Mientras los propietarios de las maquinarias y de los intercambios monetarios son los más beneficiados, las poblaciones locales son las más afectadas. Esta situación hace profundizar la necesidad de la garantía y protección de los derechos a la diversidad tanto cultural como biológica, y por ende de las poblaciones étnicas asentadas en estos territorios: “La importancia de los derechos fundamentales que están íntimamente relacionados con los derechos humanos es la responsabilidad que adquieren las instituciones estatales para garantizar estos derechos a los ciudadanos”. La ineficacia de estos derechos en donde se afecta los diferentes ecosistemas se refleja para las comunidades en altos índices de pobreza, baja calidad de vida de sus poblaciones, necesidades básicas insatisfechas e incluso en la desaparición de la cultura.
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Muy completa y descriptiva la columna, favor corregir (Etnia PÁEZ y no Paz.) Felicitaciones Dra.