
La llegada de menores extranjeros no acompañados a nuestras fronteras no es, desde luego, una realidad fácil de abordar. Ni, claro está, un problema de respuesta única. Pero ningún otro fenómeno como el tipo de trato dispensado (desde las ópticas legislativa, administrativa y de política pública) a este colectivo, evidencia con mayor claridad el sentir de una nación, en términos de derechos humanos, frente a la cuestión migratoria. Las políticas nacionales en la materia ponen a nuestros representantes frente al espejo. Y es que los menores que llegan solos a un país distinto al de su propia nacionalidad y/o residencia […]





